Durante el embarazo nos preparamos psíquica, física y emocionalmente para la llegada de nustrx bebé. Participamos de cursos, hacemos ejercicios y leemos un montón. Armamos planes de nacimiento, definimos pautas de crianza, acordamos la repartición de tareas. Lunes, miércoles y viernes cocino yo, martes, jueves y sábado limpias vos. Una noche cada unx se levanta. Una cambiada de pañal nocturna cada unx. Va a tomar teta a demanda y hasta los 3 años, va a tomar teta a demanda en el día y de noche se levanta el padre a darle una mema. Mi bebé no va a mirar pantallas por eso regalamos la tele, mi bebé va a dormir en su cuna cueste lo que cueste. Prácticas de crianza y acuerdos familiares hay tantos como familias en el mundo. Lo importante es que se vayan ajustando a las posibilidades y necesidades de cada una. Probablemente nos frustremos cuando las cosas no resultan como las imaginamos durante el embarazo, probablemente nos encontremos haciendo cosas que antes criticamos en otras familias, es probable (y necesario) también que vayamos reinventándonos sobre la marcha.
El ajuste entre expectativa y realidad durante el puerperio es de los mayores desafíos durante el primer mes de vida de nuestrxs bebés. Acomodarnos ante la diferencia, la sorpresa y el no saber qué hacer, es inevitable. Ante este "baldazo de agua fría" tenemos dos cosas para decir: alentamos al diálogo constante y honesto en la pareja de crianza, hacer acuerdos previos al nacimiento, plantear los innegociables de cada unx, pensar e imaginar cómo será la vida con la llegada de sus bebés, porque aunque después todo cambie sobre la marcha (o no) el colchón del diálogo y los acuerdos, nos permite amortiguar la incertidumbre y ambivalencia. La segunda, ya la saben, y es que estamos acá para ustedes, porque #lonuestroesparasiempre y somos #latribuquelate. #asilatimos